PAZ EN SAN ANTONIO
La PAZ es la más noble aspiración del corazón
humano. Es, según San Agustín, la «tranquilidad
del orden». Decía San Francisco: «Señor,
hazme instrumento de tu PAZ». La paz es la constante serenidad del ambiente
moral que hace que la vida sea tranquila y fecunda. Es el ambiente donde todo crece
y prospera, donde el bien inunda. Esta PAZ franciscana, que tan poco abunda, es
la que imploramos a María con la invocación de la Reina de la PAZ, y no la llamamos Señora o Madre de la PAZ, sino
que la llamamos Reina, porque solo ella ha poseído la paz en grado sumo, la paz
profunda, con una medida verdaderamente regia, poderosa y rotunda. La llamamos Reina
de la PAZ para significar su grandeza, solo superada por su amor y su
belleza. Cuentan que San Antonio
desde niño se había consagrado a la Virgen María, y a ella se encomendaba
cuando en su alma cultivaba su humildad y su paciencia.
«Una nueva flor de primavera, cultiva San Antonio en su
jardín, legendaria como la oliva, alta como una cala, sonora como la dedalera, elegante
como el clavellín, erguida como la dalia, fuerte como la margarita, abundante
como las flores que crecen entre marzo y abril.
Cofrade caballa, San Antonio espera que sigas su camino, que
no te vayas, que subas a su ermita, que te pongas su medalla, para ver su nuevo
patrimonio, su flor más hermosa y exquisita, con su capullito de alhelí,
acompañada por el trigo, sin espinas dolorosas, blanca como la azucena, con pétalos
de carmín, con la fragancia suave de la rosa y con el perfume intenso del
jazmín…»
Blanca PAZ
Ave María,
San
Antonio te lanza un «te quiero», que suena como un trueno,
con tantísima alegría,
que al decirle Madre Mía,
te está diciendo Consuelo,
porque tu nombre es un vuelo
que arrancando de su ermita,
va y acaba en la infinita
blancura azul de tu cielo.
Reina de la PAZ que tienes
al niño Dios en la mano,
tan divino y tan humano,
que lo que más le entretiene
es cualquier niño que llene
su inocencia de alegría,
yendo a verle, cualquier día
a ver cómo está mirando
la gracia que está manando
de los cielos de María.
Blanco
puro de Señora,
blanca flor
de azucena, blanca PAZ en la aurora
blanco final de una pena,
que ningún rencor destrona.
Blanco
que llama y perdona,
a quien
pierda su blancura, es la PAZ su patrona,
blanco y plata su figura,
blanco azul de montaña,
alma de nieve pura,
blanca hiniesta de espadaña
que en azul se transfigura.
Blanca PAZ de María,
blanco de plata brocado,
blanco salve arrodillado,
como la fe le diría…
Blanca
palomita mía,
de Dios
tan enamoradacautiva tienes de alegría
a toda la cofradía
del santo franciscano
con esa blancura inmaculada
de las glorias de María.
Blanca
paloma en vuelo.
Blanco
niño en la ermita.Blanca flor del romero.
Blanca tu PAZ bendita.
Blancura de nardo cielo.
Blanco pétalo de margarita.
Blanca paloma y pañuelo.
Brillante estrella epifanía.
Blanca luz del nuevo día.
Blanco rosario de la aurora.
Blanca y última letanía.
Reina de la PAZ y la alegría,
¡Bendita seas blanca Señora!
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